Las delegaciones del Gobierno de Venezuela y del sector más radical de la oposición de ese país comienzan la tarde de este viernes en Ciudad de México la ronda de conversaciones del nuevo proceso de diálogo, que anunciaron oficialmente a mediados de agosto y que respaldaron con la firma de un memorando de entendimiento.
Un día antes de esta jornada de negociaciones, que culmina el próximo lunes, el Grupo Internacional de Contacto (GIC) dio un espaldarazo al acercamiento que procura “una solución negociada, pacífica y democrática a la crisis en Venezuela”, y que no ha llegado a buen término en las oportunidades anteriores.
El presidente de la Asamblea Nacional y líder de la representación del Gobierno, Jorge Rodríguez, publicó en sus redes: “Listos para volver a Ciudad de México. ¡Por la paz, por la recuperación de las garantías económicas!” y “por el reencuentro en el cauce democrático y constitucional”. El mensaje estuvo acompañado de un video donde se enfrenta a un oponente que no se ve en pantalla, en un encuentro de tenis de mesa, deporte que practica.
Situación previa
Esta misma semana, la Plataforma Unitaria, que reúne a los principales partidos de la oposición venezolana, anunció que participaría en los próximos comicios regionales del 21 de noviembre. Esta decisión, después de abstenerse de ir a tres elecciones consecutivas desde 2017 hasta 2020, por supuestas dudas sobre la confiabilidad y transparencia del Poder Electoral, marcó un quiebre en el polarizado escenario político de los últimos años.
El líder del partido tradicional Acción Democrática (AD) y exdiputado Henry Ramos Allup dijo en una rueda de prensa que irían a las urnas con el “visto bueno” de EE.UU., de la Unión Europea (UE) y de la “comunidad internacional”. Esta ala radical opositora, que obtuvo mayoría en la AN en la legislatura anterior (2016-2021), impulsó en su seno la autoproclamación del exdiputado Juan Guaidó y desconoció a todas las instituciones venezolanas.
Sobre las declaraciones de Ramos Allup, Rodríguez manifestó en una entrevista con la periodista venezolana Madelein García que los “asuntos entre venezolanos se dirimen entre venezolanos” y que a la oposición “le ha hecho mucho daño” pedir permiso a “funcionarios de la administración norteamericana” para tomar decisiones.
Este señalamiento ya lo había hecho la delegación del Gobierno en el proceso de diálogo no culminado en República Dominicana, en 2018, cuando a última hora, a punto de firmar el acuerdo, los políticos opositores se levantaron de la mesa alegando que no se había cumplido con las disposiciones establecidas.
Para el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, la participación de todos los sectores en el proceso electoral podría garantizar la estabilidad política del país hasta 2030 debido a que su presidencia, asumida en 2018, no fue reconocida por un grupo de países hostiles que cuestionan su legitimidad.
Poco después de la firma del memorando de entendimiento entre las partes, el político opositor venezolano Freddy Guevara, que se encontraba encarcelado desde mediados de julio, fue liberado. La Justicia venezolana lo había acusado de la presunta comisión de los delitos de “terrorismo, atentado contra el orden constitucional, concierto para delinquir y traición a la patria”.
¿Qué se negociará?
Rodríguez adelantó que la representación llevará una propuesta “concreta” a la mesa, “enfocada en lo económico y social” y en “la devolución de los recursos que le pertenecen a Venezuela para atender las necesidades de toda la población”. Sobre la posibilidad de levantamiento de las sanciones, afirmó que el Gobierno va “con elementos claros de esa solicitud en el marco de la negociación”.
Por su parte, Guaidó, principal defensor de la aplicación de medidas coercitivas por parte de Washington para deponer a Maduro, colgó un video en su cuenta de Twitter donde afirma que su principal propuesta para “solucionar el conflicto” es convocar a una elección presidencial y parlamentaria “libre, justa y con garantías” y que actualmente no existen esas condiciones.
El exdiputado mantiene la misma línea de la Administración de Joe Biden sobre Venezuela. Recientemente, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, expresó que Maduro podía “crear un camino hacia el alivio de las sanciones” permitiendo que los venezolanos participaran en “elecciones presidenciales, parlamentarias y locales libres”.
Los aspectos clave de las negociaciones, según ya había anunciado Noruega son:
Derechos políticos para todos.
Garantías electorales.
Un cronograma para elecciones observables.
El levantamiento de sanciones y la restauración de derecho a activos.
Respeto al Estado Constitucional de Derecho.
Una convivencia política y social.
La renuncia a la violencia y la reparación a las víctimas de la violencia.
La protección de la economía nacional y la protección social al pueblo.
Fijar garantías de seguimiento y verificación de lo acordado en México.
“El fin de una etapa de conflicto”
“Marca el fin de una etapa de conflicto que se había iniciado en 2019, con el intento de instalación de un gobierno paralelo”, afirmó el politólogo Damián Alifa, entrevistado por RT, sobre la decisión de la oposición de postularse a las elecciones.
Del mismo modo, considera que el Gobierno “le está poniendo a EE.UU. y a Europa una oportunidad de oro para lograr una salida elegante de ese proceso de gobierno interino fallido”. Tanto la Casa Blanca como la UE han impuesto sanciones para lograr una eventual salida de Maduro y han reconocido al autoproclamado “presidente encargado” Guaidó, a quien progresivamente le han ido restando su apoyo.
Por su parte, el internacionalista Vladimir Adrianza aseveró que los grupo de oposición acostumbran “cambiar las reglas del juego o levantarse de la mesa al último momento”, por lo que “aún es prematuro saber si van a participar en las elecciones o no”. En varias oportunidades, los líderes opositores han afirmado que irán a los comicios y se han retirado incluso antes de conocerse los resultados, alegando supuesto “fraude”, sin presentar pruebas de ello.
En opinión de Adrianza, EE.UU. “está pasando por un momento sumamente malo”, en el que está “perdiendo su hegemonía en el ámbito internacional, tiene graves problemas internos en materia de orden social y acaba de salir con las tablas en la cabeza de Afganistán”. Esto, en su criterio, causaría que Biden no continuara con la política de línea dura contra Venezuela del expresidente Donald Trump, en cuyo mandato se aplicó el grueso de las sanciones contra el país suramericano.
Fuente: RT
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