Denuncia de irregularidades en una factura para la compra millonaria de una vacuna india ponen otra piedra en el zapato de Bolsonaro

La supuesta irregularidad en una millonaria compra de la vacuna india Covaxin por parte del Gobierno de Brasil es la última piedra que se ha colado en el zapato del presidente Jair Bolsonaro, objeto de una investigación en el Senado, de decenas de pedidos de ‘impeachment’ y de crecientes protestas por su nefasta gestión de la pandemia.

El lunes, tres senadores presentaron contra él una denuncia por “prevaricación” ante la Corte Suprema por no denunciar las sospechas de fraude en el caso ‘Coxavin’.

Una demanda así podría provocar la caída de un presidente, pero los expertos piensan que es prácticamente imposible que ocurra. Principalmente, porque quien debe decidir si se investiga y se juzga a Bolsonaro es el Fiscal General, Augusto Aras, uno de sus aliados.

Pero sí es otro motivo de desgaste.

Todo estalló con las revelaciones de los hermanos Luis Claudio y Luis Ricardo Miranda, uno diputado federal y el otro exjefe del sector de importación del Ministerio de Salud. 

El diputado confirmó en la comisión parlamentaria -que investiga desde hace dos meses al Ejecutivo por las posibles omisiones por la pandemia, que ya ha dejado más de 510.000 muertos- que informó en marzo a Bolsonaro de un supuesto esquema ilegal en el Ministerio de Salud para la compra millonaria del inmunizante indio.  

Fue su hermano, Luis Ricardo, quien habría advertido de estas irregularidades al sufrir una presión “anormal” para firmar una factura anticipada de 45 millones de dólares de la vacuna de la farmacéutica india Bharat Biotech, la más cara negociada por el Ejecutivo: 15 dólares la dosis, cuatro veces más del valor de la de AstraZeneca.

Fue su hermano, Luis Ricardo, quien habría advertido de estas irregularidades al sufrir una presión “anormal” para firmar una factura anticipada de 45 millones de dólares de la vacuna de la farmacéutica india Bharat Biotech, la más cara negociada por el Ejecutivo: 15 dólares la dosis, cuatro veces más del valor de la de AstraZeneca.

El funcionario se dio cuenta que en los documentos figuraba una empresa de Singapur que no estaba en el contrato y que sería de fachada.

Miranda no firmó. Ninguna dosis de Covaxin –que no cuenta con la autorización de uso de emergencia de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria– fue entregada en Brasil. 

“El gobierno tiene mucho que explicar. ¿Por qué comprar una vacuna tan cara ofrecida antes por menos de una décima parte del precio? ¿Por qué el documento para la importación fue emitido por una empresa en Singapur que no constaba en el contrato? ¿Por qué exigir un pago adelantado”, se pregunta en un editorial O Globo.  

Los hermanos Miranda dicen que durante la reunión con Bolsonaro en su residencia en Brasilia, el Palacio de la Alvorada, el mandatario les comentó que sabía que el diputado Ricardo Barros, líder de la bancada progubernamental, estaba envuelto en ese caso y lo consideró “grave”.

Sin embargo, Bolsonaro no expuso el caso ante la Policía, y eso llevó a los senadores a denunciarle ante el Supremo, porque consideran que la supuesta omisión del presidente ocurrió “por su propia participación en el esquema criminal o por la necesidad de blindar a sus amigos”.

Por su parte, el mandatario confirmó la reunión con los Miranda, pero se defendió diciendo que no puede saber lo que ocurre en cada uno de los ministerios.

“Me acusan de casi todo, hasta de comprar una vacuna que no llegó a Brasil”, aseguró.

Discurso contra la corrupción

El ultraderechista llegó al poder en 2018 gracias en gran parte a su férreo discurso contra la corrupción, y suele jactarse de que en sus más de dos años de mandato no ha habido escándalos en su gobierno.

Pero últimamente le llegan malas noticias en ese sentido. La semana pasada, el entonces ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, presentó su dimisión, tras ser objeto de dos investigaciones por su supuesta implicación en la tala y tráfico ilegal de madera.

Salles era uno de sus ministros más polémicos y él lo defendía a capa y espada. 

A todo ello se suma el creciente descontento en las calles, donde se han organizado masivas manifestaciones en su contra. Este sábado, los brasileños volverán a salir para exigir su renuncia. 

Y el miércoles, los partidos de la oposición presentarán un superpedido de ‘impeachment’, que se suma al centenar de solicitudes de este tipo que ya existen. Ninguna ha conseguido salir adelante porque son rechazadas por Arthur Lira, presidente de la Cámara de los Diputados, y también aliado de Bolsonaro.

El panorama se le está ensombreciendo cada vez más al mandatario, que pretende presentarse a las próximas elecciones de 2022. Un último sondeo mostró que en unos hipotéticas comicios el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ganaría la primera vuelta con un 49 % de intención de votos frente al 23 % que conseguiría Bolsonaro.

Marta Miera

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