Cívicos intentan golpe de Estado en Santa Cruz con terrorismo, ataque a civiles y quema de instituciones

Una marcha que se perfilaba pacífica, con banderas blancas de paz, fue atacaba violentamente por grupos de choque cuando sus dirigentes iniciaban los discursos de rigor al pie del emblemático monumento al Chiriguano.

La movilización de organizaciones sociales, multitudinaria, fue convocada para pedir que cese el paro, que cumplió este viernes 21 días, y recorrió puntos de bloqueo solitarios sin mayores incidentes.

Grupos afines a la institucionalidad cívica, perfectamente organizados en vehículos y motocicletas, llegaron al segundo anillo y atacaron a los marchistas.

En la refriega, equipos de prensa y periodistas, entre ellos los de la estatal Bolivia Tv, fueron atacados en confusos incidentes.

Desde ese momento rige un estado de terror paramilitar con tintes de golpe de Estado en Santa Cruz de la Sierra.

Campesinos

Los grupos paramilitares, que dispersaron la movilización social con escasa resistencia, se dirigieron inmediatamente a la sede campesina e iniciaron el asedio.

La fuerza pública resistió el ataque, pero fue derrotada al intentar, por casi cuatro horas, impedir la toma de las instalaciones, ubicada en el centro mismo de la ciudad.

Los grupos violentos fueron armados con bombas incendiarias caseras, correas con clavos, bates de beisbol y algunos con machetes.

Fue también un ataque perfectamente coordinado de esquema militar, con relevos, que rebasaron a la experimentada policía antidisturbios e incendiaron, como lo hicieron en noviembre de 2019, las instalaciones de la Federación de Campesinos del departamento.

Los asediadores avanzaron en una suerte de guerra urbana y camuflados en una ambulancia, como en tiempos de la dictadura de Luis García Meza, recibieron “material” para continuar su ataque.

La fuerza pública fue advertida en redes sociales por la paramilitar Unión Juvenil Cruceñista que si “continúan con la violenta represión al pueblo cruceño” tomarán también el Comando Departamental de la Policía.

De acuerdo con el secretario de Justicia de la Federación de Campesinos de Santa Cruz, Eufronio Herrera, “había niños, había una chica discapacitada, que no podía caminar, mujeres y ancianos”. “Y yo no sé cómo han salido, cómo han escapado”.

Horas antes

El jueves en la noche, en el mismo barrio de los sucesos violentos, segundo anillo y Santos Dumont, el excoronel del Ejército, Jorge Santisteban, anunciaba a los medios de prensa que un cabildo vecinal había determinado conformar “comités de autodefensa” que se replicarían en la ciudad, la más poblada de Bolivia.

El anuncio fue sólo una formalidad porque desde el primer día del paro indefinido, bajo el adoctrinamiento militar de Santistevan, operaron en los barrios proclives al comité cívico violentos grupos civiles de seguridad ciudadana.

Esos cuerpos de seguridad no policiales se tornaron violentos en puntos de bloqueo, con muertes y violaciones de por medio, al extremo que la propia fuerza pública admitió el jueves estar “impedida” de investigar esos casos. Aunque el comité cívico se distanció de ellos, al calificarlos de “malvivientes”, en los hechos los financia con la entrega de víveres o Bs 150 por 24 horas de “vigilia”.

En Perú y Colombia, en los años ochenta y noventa, los “comités de autodefensa” derivaron en grupos paramilitares armados que colocaron en riesgo la seguridad interna de ambos Estados.

Este viernes, la ciudad experimentó, con detonaciones de miles de petardos del primer al quinto anillo, y estridentes ruidos de sirenas de ambulancias, un verdadero estado de terror.

Corre en las redes sociales amenazas de toma del canal estatal, de las viviendas de sus presentadores y periodistas, de dirigentes sindicales y de autoridades de Estado.

Las instalaciones estatales están bajo asedio y las sedes sindicales, como la Central Obrera Regional, fueron violentamente hostigadas y saqueadas.

El rebelde barrio Plan Tres Mil, que rechazó el paro desde sus primeras horas, es ahora el foco de tensión y grupos radicales advierten con “ponerlo de rodillas”.

“Los malagradecidos, que no están parando, todavía tienen el cinismo de exigir trabajar. Estén alertas, se convocará a recorrer el Plan para obligar a cerrar los negocios y mercados que están abiertos”.

Ambulancias y bomberos

Sin resguardo policial, la sede campesina fue devorada por el fuego. Los movilizados violentos impidieron el tránsito de bomberos y ambulancias.

La fuerza pública se replegó a sus instalaciones y la ciudadanía cerró comercios, puertas y ventanas ante rumores de más violencia.

Afines a Fernando Camacho difundieron mensajes de miedo: “Instamos a la población a reforzar sus bloqueos y prepararse con palos y piedras para defenderse. Los masistas están destrozando propiedades privadas y robando objetos”.

ABI

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