Miembros de más de 400 comunidades indígenas que hace una semana iniciaron una masiva caravana en protesta contra la reforma constitucional impuesta en la provincia de Jujuy, en el extremo norte del país, por el gobernador Gerardo Morales, arribaron este martes a Buenos Aires, la capital argentina, para continuar con sus reclamos.
La marcha multitudinaria conocida como ‘El Malón de la Paz’, que durante los últimos días ha tenido presencia en diversas provincias argentinas donde han elevado sus demandas para que sea derogada la polémica y criticada reforma efectuada por Morales en Jujuy, ha recorrido varias calles y avenidas de la ciudad de Buenos Aires, donde los manifestantes con banderas y consignas han dejado claro su descontento.
Los integrantes de la caravana, que serían más de 1.000 personas, buscan elevar sus reclamos ante el Congreso y la Corte Suprema, debido a que consideran que la reforma de Morales es inconstitucional y pone en riesgo a la provincia de Jujuy y el derecho que tienen sobre las tierras y las aguas, sobre todo ante los intereses económicos que tendría el gobernador con respecto a la explotación del litio.
Al llegar a Buenos Aires, justo en la fecha que se celebra el Día de la Pachamama, la caravana, que inició su recorrido en la ciudad jujeña de La Quiaca, se concentró en la Plaza Miserere y luego recorrió la avenida Rivadavia, una de las principales arterias de la urbe, pasó por las sedes del Congreso y la Corte Suprema, y se instaló en el Obelisco, el punto neurálgico de la capital argentina.
“El pueblo unido jamás será vencido” y “Morales, basura, vos sos la dictadura” fueron algunas de las consignas que vociferaron al unísono los manifestantes por las calles de Buenos Aires y en referencia a la represión ejecutada por su gobierno provincial.
Esta es la tercera ocasión que los pueblos originarios realizan un ‘Malón de la Paz’ hacia Buenos Aires, desde que el conflicto en Jujuy se recrudeció en junio pasado a raíz de las imposiciones de Morales, quien también es precandidato a la Vicepresidencia por la coalición derechista Juntos por el Cambio, y la fuerte represión policial que ordenó contra las masivas manifestaciones.
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