Lunes 18 de junio de 2018. Patricia Bullrich, ministra estrella del gobierno de Mauricio Macri, estampa su firma junto a la de Luis Riva, interventor de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM).
Con ello, la cartera de Seguridad, en Argentina, se garantizaba la provisión de una importante cantidad de municiones y de disuasivos químicos, suficientes para controlar y aplastar toda manifestación habida y por haber que se le presentara al gobierno de Macri en cualquier punto del país, informó el portal noticioso ADN.
Con ese contrato de 63,5 millones de pesos (a valores de hoy serían $us 176,4 millones), Fabricaciones Militares se comprometía a proveer 5.850 granadas de mano, 6 mil cartuchos calibre 38,1, casi un millón y medio de cartuchos 12/70 (algunos con postas de goma y otros con postas de plomo), y 2,8 millones de balas 9 mm. Todo con entrega pactada para un plazo de 120 días hábiles.
Todo esto estaba previsto y detallado en el Acta Acuerdo Bilateral para la provisión consolidada de Municiones y Disuasivos Químicos con destino a las Fuerzas Policiales y de Seguridad. Le hubiera venido bien una aclaración al final de semejante título: “De la Argentina”.
Buena parte de todo ese material fue finalmente desviado por el gobierno de Cambiemos, de Macri, y contrabandeado a Bolivia para alimentar las cartucheras de los uniformados que en Bolivia se encargaron de usarlas para aplastar los movimientos sociales que intentaron resistir el golpe de Estado contra Evo Morales, indica la nota de prensa.
El contrato, que lleva la firma digital de Patricia Bullrich, no sólo describe al detalle las municiones y disuasivos que el ministerio le compró a la DGFM, sino que prevé qué destino tendrá cada una de ellas (aclaración por las dudas: en ninguna columna decía “Bolivia”).
De ese modo, asigna la mayor cantidad de balas 9 mm a la Policía Federal, y una proporción menor a la Policía Naval y a la Gendarmería. En contrapartida, las postas Antitumulto van mayormente a Gendarmería y a la Policía Naval, y un escaso número a la Federal. En el rubro de los disuasivos químicos, como las granadas de mano y los cartuchos de gas pimienta, la mayor proporción fue a manos de la Gendarmería, agrega el reporte de ADN.
Quizás lo más interesante del documento es el detalle del precio unitario y global de esos materiales bélicos que Bullrich estaba comprando a la DGFM.
¿Qué tiene de interesante ese detalle? Que nos permitió tomar con absoluta precisión los costos de los materiales contrabandeados a Bolivia para apoyar el golpe dado por Camacho y sus amigos, y sostenido por el gobierno de facto de Jeaninne Áñez, indica el reporte de prensa.
Así es como podemos conocer el precio unitario de las Granadas de Mano CN, las CS o las HC, que en 2018 se pagaron entre $1.512 por unidad. Datos tan interesantes como el valor de los cartuchos AT calibre 12/70, que se pagaron a razón de $14,64 cada uno.
Con ese detalle de los precios oficiales que pagó el Ministerio de Seguridad para adquirir estos materiales, lo que hicimos fue calcular el costo de todo el armamento que se traficó a Bolivia para que Añez reprimiera las protestas sociales.
En ese detalle de precios hay dos productos que no estaban en el contrato firmado entre Bullrich y la DGFM. Son los dos últimos de la lista: los gases lacrimógenos Spray MD-9 y MK-4 que son Made in USA, pero que figuraban en la documentación diplomática y administrativa hallada tanto en Bolivia como en Argentina. Y que fueron hallados en los depósitos de la Policía Nacional de Bolivia. En este caso, tomamos el costo estimado actual de ambos productos y por eso no tienen actualización inflacionaria, manifiesta la nota de prensa.
En definitiva, lo que hizo el gobierno de Macri fue donarles a los golpistas bolivianos material represivo por un valor de más de 5 millones de pesos, que fue contrabandeado, indica la nota de prensa.
Esos 5 millones de pesos argentinos, representan aproximadamente $us 50 mil, según la conversión en base a la cotización oficial del dólar en el país vecino (101,75 a la venta al 23 de julio de 2021).
ABI