
El 10 de noviembre de 2019, Bolivia vivió una de las crisis políticas más intensas de su historia reciente, marcada por la renuncia del entonces presidente Evo Morales tras semanas de protestas, denuncias de fraude electoral y presión de las Fuerzas Armadas. Este hecho fue calificado por diversos sectores como un golpe de Estado, mientras que otros lo interpretaron como una «transición forzada» ante la supuesta ilegitimidad de los comicios. A continuación, se analiza el contexto, los acontecimientos clave y las consecuencias de esta crisis.
Contexto político y electoral
Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), fue elegido presidente en 2006, convirtiéndose en el primer mandatario indígena del país. Su gobierno, durante tres mandatos consecutivos, estuvo marcado por una fuerte inversión social, crecimiento económico sostenido y una política de inclusión indígena. Sin embargo, también se le criticó por tendencias autoritarias y por buscar perpetuarse en el poder.
En 2016, Morales convocó un referéndum para modificar la Constitución y habilitar una nueva reelección presidencial, pero fue rechazado por el 51% de los votantes. A pesar de ello, el Tribunal Constitucional lo habilitó para postularse en 2019, lo que generó malestar en amplios sectores de la sociedad.
Las elecciones de octubre de 2019
El 20 de octubre de 2019 se celebraron las elecciones generales. El conteo preliminar (TREP) fue suspendido abruptamente cuando indicaba una posible segunda vuelta entre Morales y Carlos Mesa. Horas después, se reanudó el conteo y se anunció que Morales había ganado en primera vuelta, lo que desató sospechas y acusaciones de fraude.
La Organización de Estados Americanos (OEA) realizó una auditoría en la que afirmó haber encontrado «irregularidades graves» en el proceso electoral, aunque la imparcialidad y solidez de este informe fueron cuestionadas posteriormente por otras investigaciones.
Renuncia de Evo Morales y transición de poder
Ante la creciente presión social, protestas, paros cívicos, motines policiales y finalmente la sugerencia de renuncia por parte de las Fuerzas Armadas, Morales dimitió el 10 de noviembre de 2019 y partió al exilio, primero a México y luego a Argentina.
Jeanine Áñez, senadora opositora, asumió la presidencia de forma interina el 12 de noviembre, en un contexto de vacío de poder y sin un quórum legislativo pleno, lo que aumentó las acusaciones de ilegitimidad.