El presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, reconoció que la escasez de diésel continuará en Bolivia debido a las limitaciones financieras del Estado para importar el volumen necesario de combustible. “El Ministerio de Economía y el Banco Central asignan los recursos. Nosotros solo podemos importar la cantidad de combustible que podemos pagar. Nos dan para comprar 55 o 60 millones de dólares por semana, despachamos normal. Pero para atender la demanda actual, se necesitarían unos 63 millones de dólares semanales durante al menos tres días seguidos”, explicó Dorgathen.
En las semanas más críticas, YPFB solo pudo operar con el 60% o 70% del volumen requerido, lo que agravó la escasez en el mercado interno. El ejecutivo también señaló que la situación se ha visto empeorada por el acopio excesivo y la reventa ilegal de combustible. “Hay actores que compran miles de litros en lugar de los 40 o 50 habituales, lo que distorsiona la demanda real y complica aún más el suministro”, reconoció.
La crisis de abastecimiento responde principalmente a la falta de divisas para pagar las importaciones, un problema que ha generado extensas filas en las estaciones de servicio y protestas en varias regiones del país.