
Desde el corazón del trópico boliviano, considerado por Evo Morales como el puente indígena del país, el expresidente reafirmó con convicción que la lucha por los derechos de los pueblos originarios continúa firme y unida más que nunca. Morales destacó la fortaleza y cohesión de esta región, que se mantiene como un bastión de resistencia frente a las adversidades políticas y sociales que atraviesa Bolivia.
El líder político denunció que algunos dirigentes han sucumbido a prebendas, pero lamentó profundamente la persecución judicial que enfrentan verdaderos representantes indígenas, como Ponciano Santos, máximo ejecutivo de la CSUTCB; Enrique Mamani, secretario ejecutivo nacional de la Confederación de Comunidades Interculturales de Bolivia; Ramiro Cucho, ejecutivo del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq).
Morales comparó esta situación con las épocas de dictaduras militares, señalando que la toma de sedes sindicales en Cochabamba, La Paz y otras regiones es una práctica inédita en más de dos décadas de neoliberalismo.
Con estas declaraciones, Evo Morales reafirma su compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos indígenas, denunciando una persecución política que busca debilitar a los movimientos sociales y sus dirigentes. Su mensaje es un llamado a la resistencia y a la continuidad de la lucha por la justicia social y la dignidad de los pueblos originarios en Bolivia.