El 27 de junio de 1988 ocurrió la masacre de Villa Tunari, una lucha en defensa de la sagrada hoja de coca, la dignidad y soberanía del país, donde 11 cocaleros fueron asesinados y decenas más resultaron heridos, en una violenta represión por aire y tierra comandada por la DEA y UMOPAR.
En esta fecha los campesinos productores de la hoja de coca del trópico de Cochabamba, se movilizaron en rechazo a la promulgación de la Ley N° 1008, “El Plan Trienal de lucha contra el Narcotráfico”, que tipificó a la hoja de coca como “sustancia peligrosa”, la masticación de la hoja de coca como “uso indebido de drogas” y el uso de herbicidas para la erradicación forzosa de las plantaciones de coca, generando la protesta por la presencia armada de agentes norteamericanos de la DEA.
“Yo vi personalmente y está gravado en la televisión, después que el movimiento campesino tomó el cuartel de Umopar, primero vinieron los helicópteros hubieron muertos, no vi si había norteamericanos, pero cuando bloqueábamos el puente de Villa Tunari llegaron los militares varios de ellos eran extranjeros y nos sacaron de allí” recordó el expresidente del estado plurinacional Evo Morales Ayma.
Después de huelga de hambre, una movilización en el Trópico buscando diálogo en torno a Plan Quinquenal de Cero Coca que imponía EE.UU, redactado incluso en inglés, fue reprimida por aire y tierra.
A estudiosos e investigadores: además de la guerra del agua y de la guerra del gas en Bolivia, hubo también la guerra de la coca, que fue ideológica y política, contra gobiernos neoliberales y EE.UU. que querían controlar nuestros países con pretexto de lucha contra narcotráfico, indicó Morales a tiempo de rendir homenaje a los hermanos cocaleros caídos en esa lucha contra el imperio norteamericano.